Tauro es una de las constelaciones más hermosas, en parte por el hecho de que alberga las Pléyades, el cúmulo abierto más brillante del firmamento. Esta es una constelación fácil de reconocer, ya que el toro mitológico y la correspondiente formación estelar coinciden de un modo casi perfecto.
La constelación de Tauro inmortaliza uno de los disfraces más célebres de Zeus, empleado cuando adoptó el aspecto de un magnífico toro blanco con el fin de secuestrar a Europa, una legendaria princesa fenicia. No obstante, algunos expertos estiman que Tauro podría representar, en realidad, al minotauro: el hijo de Pasífae, esposa del rey Minos, y de un toro blanco como la nieve, enviado al rey por parte de Poseidón para su sacrificio. El minotauro fue encerrado en el interior de un laberinto dentro del palacio cretense de Cnosos y sería, finalmente, asesinado por Teseo.
Las Pléyades, conocidas como M45, constituyen el cúmulo abierto más famoso del cielo. Su impresionante aspecto se debe a su posición, situada a 440 años luz de nosotros, y al hecho de estar compuesto por estrellas nuevas, todavía recubiertas de la materia nebulosa en la que se formaron. Su estrella más brillante, Alcíone, es la tercera más brillante de la constelación.
M1, la Nebulosa del Cangrejo, no está lejos de Zeta Tauri. Se trata de los restos de la explosión de una supernova dentro de nuestra galaxia en el año 1054. Está situada a 6500 años luz de distancia y contiene una estrella de neutrones, el primer púlsar (radiofuente estelar) jamás descubierto (1968). Se cree que la estrella alcanza un diámetro de 30 km y una densidad ingente: ¡un terrón de azúcar fabricado con materia de esta estrella pesaría unos 200 millones de toneladas!