En la mitología griega, Andrómeda era una princesa etíope, hija del rey Cefeo y de su esposa, la reina Casiopea. La arrogancia de la reina enfureció a Poseidón, lo que provocó que este enviara al monstruo marino Ceto a arrasar el litoral etíope. La única solución —dictó el oráculo— para esta devastación consistía en que Andrómeda, la virginal hija de la pareja, le fuera entregada al monstruo a modo de sacrificio. Por suerte para ella, Perseo hizo su aparición montado en su caballo alado, Pegaso, dispuesto a acabar con el monstruo marino, que quedó petrificado tras contemplar la cabeza de Medusa, salvando así a Andrómeda de un final terrible. Todos los personajes que desempeñan un papel en este relato son visibles en el cielo hacia finales de otoño en forma de las constelaciones: Cefeo, Casiopea, Andrómeda, Perseo, Pegaso y Ceto, conocida también como la Ballena. Por su parte, la increíble historia de cómo la joven logró salvar su vida sigue narrándose hasta el día de hoy.
La constelación está repleta de objetos de cielo profundo, entre los que destacan la Nebulosa de Andrómeda y la Nebulosa Bola de Nieve Azul.
M31 es el nombre que recibía originalmente la nebulosa de la Galaxia Andrómeda hasta que se comprendió que esta se hallaba fuera de la Vía Láctea. Esta enorme galaxia, situada a 2,5 millones de años luz de nosotros, alberga... ¡hasta un billón de estrellas!
NGC 7662 es la Nebulosa Bola de Nieve, formada por la estela de nubes de gas dejada a su paso por una estrella gigante roja que se ha transformado en una enana blanca, pequeña pero caliente, la cual ilumina toda la nebulosa con su luz ultravioleta y le confiere su característico color azulado. Está situada a menos de 6000 años luz de nosotros.